La agricultura es el sector económico más importante desde el punto de vista territorial y productivo, puesto que ocupa algo más de 48.850 hectáreas, y genera un volumen importante de empleos en la zona. Este alto nivel productivo lo comparte con la minería, que en el valle de Aconcagua se encuentra principalmente representada por la División Andina de Codelco-Chile, por la Fundición Chagres y pequeños productores mineros. El sector industrial incluye la agroindustria conservera y packing de exportación, además de la industria automotriz Renault Cormecánica. El sector servicios incluye el comercio y todos los servicios públicos.
Un número considerable de los habitantes del valle dependen exclusivamente de la explotación de recursos tan extensivos como las serranías (majadas de cabras, extracción de leña). Es pues, la concentración de problemas que limitan las posibilidades de realización del hombre en la agricultura, lo que ha dado importancia local a la utilización de elementos que son solamente recursos
extensivos del paisaje.
"En estos lugares los problemas son más intensos, no por acción de factores limitativos naturales, que habríamos querido descubrir en Putaendo, sino por elementos limitativos de nuestra estructura social y económica. Estas aflictivas circunstancias obligan a buena parte de su gente a tomar un camino ajeno a ellos, a separarse de la tierra y dejar de ser campesinos, aunque ellos representan, con sus valores, su manera de vivir y todo lo que estiman, la mantención de una tradición chilena de trabajar la tierra. Aceptamos el hecho reconocido en todas partes del mundo de que es prerrequisito del desarrollo económico la disminución de la población en el campo sobre la base de su migración a las ciudades; pero un análisis de la situación de Putaendo nos hace ver que sus hombres enfrentan hoy el paso del multiempleo o subempleo rural al subempleo urbano. No hace falta esgrimir estadísticas para comprobar que la economía chilena no muestra un grado vigoroso de industrialización que haga realmente deseable que un porcentaje excedente de los campesinos de Putaendo, o de otros lugares, deje de serlo y se dirija a la ciudad. Damos una nota de alarma y, al mismo tiempo, sugerimos la exploración de un tema poco desarrollado en nuestro trabajo: las condiciones en que se realiza en Chile, el éxodo del campo a la ciudad".
Sector económico agrícola
La agricultura en el Valle, desde sus inicios hasta nuestros tiempos, ha sido la principal actividad de subsistencia para los distintos grupos humanos que lo han habitado. A través de tiempo, esta actividad ha sido testigo de cambios tecnológicos que la han llevado a intensificar el uso del suelo, aumentando la superficie cultivada e incrementando el rendimiento.
En términos de puestos de trabajo, el sector agrícola es la segunda más importante en el valle de Aconcagua.
El 19,9 % de la fuerza de trabajo del Valle se emplea en faenas agrícolas permanentes, porcentaje que aumenta en el período estival debido a la producción de frutas de exportación.
Los suelos del Valle se distribuyen principalmente en las zonas cordilleranas y precordilleranas, lugares donde resulta difícil el asentamiento permanente de población y, por ende, el desarrollo agrícola. El resto de los suelos están distribuidos en las zonas bajas de la precordillera y en los valles, los que si permiten su uso agropecuario.
El valle de Aconcagua posee una superficie de suelo para explotación agropecuaria de 520.448,6 há., cuyo uso se reparte en 40.858,2 há. que corresponden a suelos de cultivo, mientras que las restantes 479.590,4 há. son suelos cubiertos por praderas, plantaciones forestales, bosques naturales o montes, de uso vial, y suelos estériles o montañosos.
Suelos cultivos
Los suelos de cultivo son aquellos donde se desarrolla la actividad agrícola y se dividen en suelos de cultivo anuales y permanentes; praderas sembradas permanentes y de rotación; y suelos en barbecho y descanso. Fuente: INE. VI Censo Nacional Agropecuario, 1997.
Cuatro comunas del valle de Aconcagua agrupan más del 50% de las tierras de cultivo: San Felipe (15,5%), Putaendo (12,4%), Santa María (12,2%) y San Esteban (12,2%). La comuna con mayor superficie de suelos de cultivo es San Felipe con 6.330,2 há. y la comuna con menor superficie de suelos de cultivo es Los Andes con 1.825,2 há. (4,5%).
Los cereales, hortalizas, forraje, frutas, viñas y parronales son los cultivos más importantes. Casi la totalidad de las comunas, exceptuando Catemu y Putaendo, destinan una mayor superficie de sus suelos de cultivo a frutales. Las comunas con mayor superficie de frutales son: Santa María (3.400 há);
San Felipe (3.364 há) y San Esteban (3.019 há).
La alta productividad de los suelos del valle de Aconcagua se debe en gran medida a la recuperación de suelos, considerados en el pasado como marginales, tales como las rinconadas, piedemonte y laderas de cerros. Así, en el valle del Aconcagua, se aprovechan suelos clasificados en categorías de baja productividad agrícola. Estos han sido cultivados gracias a la incorporación de nuevas tecnologías de riego (aspersión o goteo). Manejando el riesgo de erosión, con el empleo de la tecnología moderna y aprovechando el microclima asociado a posiciones de pie de monte y laderas, normalmente exentas de heladas, se logra desarrollar un alto potencial frutícola de estos suelos.