El dominio de la corona española en América se debió tanto a la acción del conquistador como de los sacerdotes y órdenes religiosas que, bajo el signo de la cruz, se radicaran en suelo americano. Estos últimos llegaron para transmitir la ideología de la iglesia católica la cual con sus ceremonias de culto, lograron atraer la atención de los indígenas, con el objetivo de educarlos en la fe cristiana y defenderlos de los abusos y excesos de que pudieron ser objeto.
Los misioneros llegados en el siglo XVI, pertenecían a diferentes órdenes religiosas: Franciscanos, Dominicos, Jesuitas y Agustinos que tenían como prioridad educar y evangelizar a los indígenas, y para esto, debían hacerlo en la lengua nativa.
Este ministerio recibió distintos nombres según las tradiciones de cada orden: doctrinas para los Mercedarios, conversiones para los Franciscanos, misiones para los Jesuitas.
En esta zona la primera doctrina fue la denominada de Aconcagua y Curimón. Su misión se realizaba recorriendo todos los rincones del territorio que abarcaba la doctrina. Llevaban un altar portátil e imágenes sagradas a mula o a caballo, instalándolos en un galpón o ramada donde adoctrinaban a los indígenas, celebrando misa y administrando los sacramentos.
Órdenes Religiosas durante La Colonia en Aconcagua
Asentado en el valle del Mapocho, Valdivia, solicita al rey Carlos I la venida de una nueva orden con el fin de evangelizar a la población existente en el Aconcagua. Años después, llega la orden Franciscana y funda en 1696 el convento Franciscano de Santa Rosa de Viterbo en el sector de Curimón. Levantada en 1727, la iglesia constituye una unidad con el convento construido hacia 1700.
Otra orden que se instala en el valle de Aconcagua en los primeros años de la conquista, es la de los Agustinos. En el año 1603 fundaron un monasterio, a cargo del padre Montoro, "sobre el Cerrillo Santo Tomé" (posiblemente el actual cerro La Cruz).
Por su parte, los Dominicos, en 1687 crean un hospicio o posada con servicio religioso en la Hacienda de Santa Rosa, en la actual comuna de Calle Larga.
Posteriormente, en 1692, el hospicio es convertido en convento. La capilla que allí existió quedó destruida como consecuencia del terremoto de 1730, trasladándose a San Felipe. Esta orden es la que trae la devoción por Santa Rosa de Lima, que le dio el nombre a la ciudad de Los Andes.
Pero la orden religiosa con mayor trascendencia en el país fue la de los Jesuitas. Una vez llegados a fines del siglo XVI, comenzaron inmediatamente el cultivo de los suelos aprovechables, llegando a poseer el 30% de las tierras agrícolas de Chile. En la ciudad de San Felipe fueron dueños de la manzana rodeada por la calles Merced, Navarro, Alameda Maipú y Freire, además de media manzana ubicada en el sector sur de la Plaza de Armas de la misma ciudad, donde levantaron un colegio que comenzó a funcionar el año 1743.
Además de propiedades urbanas, la Compañía de Jesús tenía más de 50 haciendas. Una de ellas era la hacienda de San Francisco de Regis de 1.500 cuadras, en San Esteban, donde vivieron entre los años 1756 y 1767, año de su expulsión del Reino de Chile.