Camino del Inca en el Valle de Aconcagua

Publicado: 29/02/24
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Los Incas construyeron una red vial para conectar los pueblos que iban conquistando. La ocupación española se realizó siguiendo este Camino del Inca. Al valle de Aconcagua entran dos grandes ramales: uno longitudinal que tiene un recorrido norte-sur y otro transversal que viene del otro lado de la cordillera andina en dirección este-oeste.

El tramo longitudinal entra por el río Putaendo y desciende a San Felipe cruzando el río Aconcagua en Curimón (en donde hoy está el puente ferroviario) y continúa por el cordón de Chacabuco y Colina hacia Santiago. Hoy este tramo desapareció debido al uso agrícola del terreno. En el museo de la iglesia de Curimón, existe un letrero que se refiere al paso de este camino por el sector en un callejón que aún se conoce como "Camino del Inca".

El tramo cordillerano transversal, por el contrario, se encuentra más estudiado debido a su estado de conservación. Este ramal tuvo su punto de partida en la instalación incaica de Ranchillos, cerca de Uspallata, donde iniciaba su ascenso por la margen izquierda del río Mendoza, cruzando el tambo de Tambillitos, Puente del Inca e ingresando a la vertiente occidental por Laguna del Inca. Desde aquí baja bordeando el río Juncal, río Aconcagua, cruzando por un puente colgante frente al cerro Paidahuén, sigue por La Florida y Tocornal, y probablemente, según el arqueólogo Rubén Stehberg, la ruta continúe por la orilla norte del río Aconcagua cruzando el cementerio de túmulos de la Hacienda Bellavista y el cerro La Cruz en Catemu para seguir su curso hacia Quillota.

Tramos Camino del Inca en el Valle de Aconcagua

A lo largo del Camino del Inca en el Valle, existían puestos de observación y descanso conocidos como tambos; lugares que eran ocupados por los mensajeros del imperio Inca llamados Chasquis. Los tambos estudiados son: el Salto del Soldado, que fue un enclave importante dentro del sistema vial Inca.

Ojos de Agua, a 60 km. al este de la ciudad de Los Andes a un costado de la carretera Internacional Los Andes-Mendoza y a pocos metros de la confluencia del estero Ojos de Agua con el río Juncal; sirvió de control y descanso para los que se aventuraban a cruzar la cordillera hacia Mendoza. El tambo Laguna del Inca, que sirvió de posada, además de puesto de avanzada para los Incas. El tambo de la Calavera o los Tambillos al norte del río Juncalillo, en el sector donde hoy se encuentra el complejo fronterizo Los Libertadores, último lugar de socorro al cruzar la cordillera de Los Andes. El tambillo de Juncal, 1.250 metros más arriba de la confluencia de los ríos Juncal y Juncalillo, es de menor envergadura que los anteriores y sirvió para guarecer los animales, abastecer tambos cercanos y como vigilancia del paso.

En el mes de mayo del año 2004, un grupo de arqueólogos, antropólogos y algunos estudiantes de estas ciencias, comenzaron a realizar trabajos de excavación en el tambo Ojos de Agua con el fin de encontrar nuevos vestigios que aportarán más antecedentes sobre la cultura Inca que habitó este Valle. Dentro de este grupo se encontraba el destacado arqueólogo Rubén Stehberg, quien estuvo a cargo de los trabajos en la Caverna Piuquenes; también Carlos Coro Cantín, Director del Museo Arqueológico de Los Andes y Charles Garceau, joven aconcagüino, Licenciado en Arqueología de la Universidad de Chile.

A continuación encontrarás un texto escrito por Charles Garceau donde nos muestra su visión de los estudios realizados hasta ahora en este tambo.

Algunos resultados arqueológicos del tambo Ojos de Agua

El sitio en estudio se denomina "Tambo Ojos de Agua", ubicado a 60 km. al este de la ciudad de Los Andes, al costado sur de la actual carretera internacional hacia Mendoza e inmediatamente al norte del río Juncal. El sitio se encuentra en el sector llamado "Ojos de Agua", nombre asignado debido a la presencia de manantiales que brotan de la tierra en las cercanías.Estas originan pequeñas lagunas, vegas y arroyos que se integran al flujo del río Juncal.

Nos atrevemos a hablar de "Tambo" (tampu, en quechua) pues es, en definitiva, un asentamiento que formó parte importante del sistema vial incaico. Sus estructuras arquitectónicas, así como su estratégica ubicación, sirvieron para el avituallamiento de viajeros y caravanas de llamas, controlando además una importante vía de acceso hacia la vertiente oriental de la cordillera de Los Andes. A parte de estas funciones, es probable que cumpliera diversas otras actividades.

Es sabido que los tambos cumplían funciones de diversa índole, incluyendo la administración, aduana, equipamiento logístico, religiosidad, entre otras. A través de nuestra investigación bibliográfica hemos podido determinar la clara continuidad entre este asentamiento y aquellos tambos que se han estudiado en el centro-oeste de Argentina. La arquitectura, la forma en que se organizan las estructuras y el material cultural así lo confirman. Se repiten los muros de doble hilera con relleno, que es una forma casi constante en la arquitectura Inca. Las estructuras habitacionales son rectangulares (o de ángulos rectos).

Existen estructuras de almacenamiento o collcas (2 en nuestro sitio)  que presentan ángulos más redondeados y de menor tamaño (1,5 m. de diámetro aprox.). Otra constante es, también, la asociación directa al Camino del Inca. En cuanto al material cultural, logramos identificar enormes similitudes con los tambos del centro-oeste argentino y del Norte Chico de Chile (Huana, en Ovalle).

La cerámica decorada es por lo general diaguita-inca, con algunos motivos diaguita clásico y otros tipicamente cuzqueños. Es interesante notar que se hacen presente (en contadas ocasiones) fragmentos que son de tipo intrusivo. En nuestro caso logramos identificar un fragmento de cerámica intrusivo que presenta un motivo típico del noroeste argentino conocido como Inca Paya.

En el caso del material lítico, son comunes las puntas triangulares pequeñas de base escotada o cóncava, elaboradas de materias primas diversas (obsidiana y variedades de cuarzo). Esto denota una enorme estandarización tecnológica, además del acceso a obtener materias primas de diferentes fuentes.

En términos más amplios hay una integración de todo el imperio a través del sistema vial. Se logra difundir la ideología incaica y por ende la estabilidad de la administración soberana del Tawantinsuyu. Los motivos decorativos incaicos en la cerámica actúan como verdaderos símbolos, que junto a una ritualidad en términos de la cosmovisión de esta cultura hicieron que las poblaciones locales que conquistaban participaran de una experiencia común a través de todo el imperio.

Charles Garceau, 2004 .Licenciado en Arqueología. Universidad de Chile.

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